¿Qué es?
La Medicina China es un complejo sistema con miles de años de práctica y evolución que propone una serie de procesos de clasificación, diagnóstico, tratamiento y prevención de las patologías propios de esta cultura, centrándose de esta forma en la mejora de la calidad de vida del paciente.
¿Qué garantías ofrece?
Siempre que estén ejercidas por un profesional, esta serie de técnicas no chocan en absoluto con la medicina occidental que conocemos hoy en día a través de nuestro Sistema Sanitario, sino todo lo contrario: Suponen un apoyo muy importante a la hora de realizar tratamientos en conjunto. Esto está así reconocido por entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) por la gran cantidad de evidencia que demuestra en estudios actuales, siendo éstos únicamente la punta de un iceberg de miles de años de estudio.
¿Cómo funciona?
La Medicina China permite, a través de un preciso diagnóstico basado en la observación del paciente y la toma de pulsos, proponer un tratamiento dirigido no sólo a la sintomatología, sino también a la raíz física, energética y emocional del problema. De esta forma se previene la reaparición del síndrome al mismo tiempo que se trata. Esto se consigue a través de la inserción de agujas (Acupuntura), la ingesta o aplicación de materias que regulan el interior del cuerpo (Dieta y Fitoterapia) y el movimiento según el flujo energético del cuerpo (Qi-Gong) entre otros.
¿Qué ofrecemos?
La acupuntura es el método de Medicina Tradicional China más conocido y extendido en todo el mundo. A través de la indolora inserción de agujas se persigue modular el flujo de energía (Qi) del cuerpo para regular el equilibrio presente en el mismo.
Utilizamos esta terapia china milenaria de efectividad demostrada para aliviar dolores de espalda, de cabeza, traumatológicos y menstruales, dificultades digestivas y de infertilidad, así como otros problemas como adicciones y bloqueos energéticos.
El uso de materias provenientes de plantas, animales (actualmente en desuso en la Unión Europea) y hongos ha sido durante mucho tiempo uno de los principales métodos de tratamiento en todo el mundo. En nuestro país, la Herbología y la Botánica dieron paso al estudio de los principios activos contenidos en las diferentes partes de cada materia, y la posterior síntesis de fármacos.
Dentro del marco de la Medicina Tradicional China, se aplican fórmulas que intervengan al nivel que el organismo lo requiera, tratando la raíz del problema y proporcionando una solución más duradera.
Es la primera y principal herramienta de tratamiento y prevención en todos los sistemas de medicina. La Medicina Tradicional China clasifica los alimentos en diferentes categorías, según su naturaleza, sabor, funciones fisiológicas, meridianos y zonas de actuación entre otros. De esta forma cada alimento, según su forma de preparación, tiene diferentes propiedades medicinales.
Es por tanto necesario una organización de la alimentación en base al tratamiento y prevención de patologías que por tendencia genética o fisiológica, modo y ritmo de vida o estación del año pudiera presentar el organismo.
Las esferas de vidrio pueden colocarse a lo largo del cuerpo con el fin de mejorar la circulación de la energía, desobstruir bloqueos o, simplemente, incidir sobre los tejidos superficiales (piel, fascia y músculo) para descongestionar y favorecer su libre movimiento.
Gracias al efecto del calor, se crea el efecto de vacío que succiona los tejidos, despegándolos y favoreciendo la reorganización tanto de dichos tejidos, como la del organismo y sus funciones. Es particularmente útil en patologías febriles, temblores y prácticamente cualquier dolor de espalda agudo o crónico cuya raíz sea principalmente física.
A través de esta técnica, cuya traducción sería “rascar el mal hacia fuera”, se produce una inflamación superficial, localizada y controlada cuyo objetivo es reorganizar las fibras miofasciales y musculares del cuerpo, al mismo tiempo que se trabajan los bloqueos en el meridiano implicado restituyendo el flujo correcto de la energía. También permite estimular el aporte sanguíneo a la zona y de esta forma nutrir de forma adecuada los tejidos afectados.
Está particularmente indicada para procesos inflamatorios no resueltos (epicondilitis, esguinces, etc), así como para cualquier dolor acompañado de sensación de congestión.